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Una marea multicolor invadió el sábado por la noche las calles del centro de Madrid para festejar la Gay Pride, la más grande fiesta anual de la capital española, que celebra este año los diez años del matrimonio homosexual.
Un grupo de adolescentes que agitaban abanicos bromeaban con policías en la plaza de Cibeles, donde por primera vez la alcaldía, dirigida desde el 13 de junio por Manuela Carmena, una "indignada", desplegó una bandera arcoiris.
No lejos de ahí, decenas de jóvenes en mini-shorts, chicos o chicas con y sin tacones, se zangoloteaban mientras bomberos rociaban con agua a la muchedumbre que avanzaba bajo el aplastante calor de 37°C.
Un altoparlante lanzaba una melodía de Alaska y Dinarama, estrella rock de los años 1980, mientras todo el mundo coreaba: "¿a quién le importa lo que yo haga?, ¿a quién le importa lo que yo diga?".
La manifestación multicolor y multilingüe, en la que participaron 300.000 visitantes, según cifras de la hostelería, se dispersó más tarde hacia las 19H00 (17H00 GMT).
Se calcula que 1, 5 millones de personas habrán participado en esta Gay Pride, la mayor de Europa, que recorre la principal arteria de la ciudad.
Las celebraciones se iniciaron desde el miércoles con conciertos callejeros, exposiciones, concursos de belleza y... carreras de drag queens en tacones.
Batucada (concierto de tambores), sevillanas y música tecno: todas las melodías estaban presentes, 46 años después del inicio en Nueva York del movimiento de liberación de los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales (LGBT).
La España de todas las edades celebraba el sábado por la noche los diez años de la ley que autorizó en el país el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Héctor Monteiro, que llegó de Valencia, danzaba, cubierto por la bandera arcoiris.
Este uruguayo de 49 años cuenta con orgullo que ya se casó dos veces. La primera vez, en junio de 2007, "fue una emoción", ya que sintió que empezaba a "formar parte de esta sociedad", recuerda.
Héctor se casó en España, puesto que en Uruguay, su país de origen, no era posible entonces. "En Uruguay te fichaban si te pillaban besándote con un hombre" hace muchos años, añadió. Desde 2013, los homosexuales pueden contraer matrimonio en este país sudamericano.
- Hay que avanzar todavía -
Hay que avanzar todavía en materia de derechos para los LGBT, pero "lo más importante se ha hecho", añade Monteiro congratulándose por la legalización esta semana del matrimonio homosexual en Estados Unidos.
"La primera potencia mundial ha legalizado este año (el matrimonio), pero quedan Rusia, China, Japón, los países musulmanes... Hay una lucha grande allí", puntualizó.
No lejos de ahí, su compañero Álvaro, alto y rubio, agente inmobiliario de Valencia, dice que en España hay que avanzar todavía mucho, y afirma que "nunca" ha llevado "ningún novio a casa".
"Es como todo, eso permanece tapado", pues "a mis padres no les ha hecho ninguna gracia", asegura Álvaro, quien prefiere no decir su apellido.
"La Gay Pride es también la defensa de los derechos y de las libertades, rebeldía frente a la opresión", dice por su parte Raquel Sanudo, de 38 años, que lleva una pancarta con el lema: "Mejor erótico que neurótico".
Diez años después de la ley que autoriza el matrimonio homosexual, más de 30.000 parejas se han casado, según datos oficiales.
Curro Pérez, de 49 años, guarda como memoria de esa época, una camiseta con un grueso signo "igual" rosado, símbolo del matrimonio entre personas del mismo sexo.
"He conservado esta camisa durante diez años y hoy la he sacado. Es muy emocionante, es una reliquia", afirma.
España, país católico donde ser homosexual era aun castigado en 1979, se convirtió en uno de los pioneros en la materia, el tercero después de Bélgica y Holanda.
Diez años más tarde, según una encuesta realizada por Pew Research Center, España es una de las naciones más tolerantes con los homosexuales. Un 88% de los ciudadanos consideran que es "socialmente aceptable", frente al 60% de estadounidenses por ejemplo.