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El primer ministro británico, el conservador David Cameron, afronta este jueves un peligro de la campaña electoral, el único debate televisivo, que aceptó a regañadientes y en el que participarán siete candidatos.
Se trata de Cameron, el líder de la oposición, el laborista Ed Miliband, Nick Clegg (demoliberales), Nigel Farage (UKIP), Nicola Sturgeon (SNP, nacionalistas escoceses), Natalie Bennett (Verdes) y Leanne Wood (Plaid Cymru, los nacionalistas galeses).
El debate durará dos horas, tendrá lugar en Manchester, y fue el único que aceptó Cameron, que se negó a un cara a cara con Miliband, con el recuerdo todavía fresco del mal trago que pasó en 2010 con el entonces primer ministro laborista Gordon Brown y el liberal Clegg.
Cada candidato responderá a cuatro preguntas, en un minuto como mucho, antes de pasar al debate, todo ante un público de 200 personas.
Desde los partidos participantes a la posición en el escenario, todo fue objeto de arduas negociaciones. Cameron no aceptó participar hasta después de que las televisiones amenazaran con dejar una silla vacía en su honor.
No participará en el siguiente debate, el 16 de abril, pero sí acudirá al programa en el que será entrevistado, por separado, con Clegg y Miliband, el 30 de abril.
Para el de este jueves, las apuestas predicen la victoria de Farage, el líder del partido antieuropeo y antinmigración UKIP, que pugna con los conservadores por una misma franja del electorado.
Pero los conservadores tienen depositadas sus esperanzas, según comentaban estos días sus estrategas, en que el alboroto que se puede crear con tantos políticos debatiendo ayude a transmitir la idea de que es necesario un gobierno estable y fuerte.
"En el debate habrá un montón de gente, una cacofonía de voces tratando de ser oídas. Eso es un mensaje evidente", dijo un responsable de la campaña conservadora sin identificar al diario The Guardian.