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Los expertos nipones que vaticinan más catástrofes meteorológicas debido a este fenómeno.eso sin mencionar todavía a Fukushima
El cambio climático ha causado más desastres meteorológicos en Japón como la intensificación de las lluvias torrenciales en las últimas décadas, han señalado expertos nipones que vaticinan más catástrofes meteorológicas debido a este fenómeno.eso sin mencionar todavía a Fukushima.
Un estudio, realizado por el Instituto Japonés de Investigación Meteorológica (MRI), a partir de datos recogidos entre 1978 y 2013, señala que los niveles máximos de precipitaciones por hora se han incrementado en un 13% durante estos últimos 35 años. Además las 20 lluvias torrenciales más fuertes de ese período dejaron un 50% más de precipitaciones que las registradas el período anterior.
Esta evolución se debe al aumento de las temperaturas de las aguas dulces y de los mares que rodean el archipiélago nipón, responsables de la evaporación que da origen a las precipitaciones, según los expertos.
Por ello, prevén que el progresivo aumento global de la temperatura de lugar a más desastres meteorológicos como los tifones y las lluvias torrenciales, fenómenos ya de por sí frecuentes en Japón, según señaló el director del informe, Fumiaki Fujibe, en declaraciones a la cadena estatal NHK
En la Cumbre del Clima de Cancún (México) 2010, Japón destacó por su oposición a prolongar el Protocolo de Kioto y por su apuesta de un acuerdo en la ONU para que tanto los países firmantes como las economías emergentes limitasen sus emisiones gases de efecto invernadero.
Unos meses más tarde y tras el desastre de Fukushima, la firme posición japonesa frente al cambio climático pierde fuelle. Japón podría reconsiderar su promesa de reducir las emisiones para el 2020, según declaraciones de un funcionario del Ministerio de Medio Ambiente aparecidas en la prensa nipona.
La reducción de emisiones, en el aire
Más tarde, Yukio Edano, jefe de Gabinete del Gobierno salió a la palestra a matizar las malas noticias: Tokio tendrá que analizar el impacto de la crisis de Fukushima sobre multitud de políticas e industrias, y el cambio climático será una más. Japón tiene previsto reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 25% en 2020 hasta alcanzar los niveles de 1990. Sin embargo, la consecución de este objetivo parece ahora un poco más difusa. "En este momento, no hemos decidido si revisaremos esa meta y no estamos en una etapa en la que podamos tomar una decisión", añadió Edano.
Más directo se mostró Hideki Minamikawa, viceministro administrativo del Ministerio de Medio Ambiente: "Es cierto que nuestra meta de reducción [de emisiones] se verá afectada significativamente", reconoció según recoge el diario 'Yomuri'. Minamikawa se encuentra estos días en la Reunión en Bangkok sobre cambio climático, antesala de la próxima cumbre de la ONU en Durban (Sudáfrica).
Lo cierto es que el complejo de Fukushima representaba un quinto de toda la potencia nuclear de Japón y el desastre obliga replantear la política energética nipona. Mientras se revisan las medidas de seguridad de varias centrales a lo largo del país, los representantes internacionales que se dan cita en Bangkok expresan su preocupación por el futuro.
Futuro incierto para los acuerdos internacionales
El negociador jefe de la Comisión Europea, Artur Runge-Metzer, ha reconocido que la crisis de confianza en las nucleares repercutirá en las negociaciones internacionales sobre el clima. "La nuclear es una de las opciones energéticas que emiten pocos gases de efecto invernadero, origen del cambio climático", declaró el europeo en rueda de prensa. Runge-Metezer también hizo hincapié en la necesidad de repensar nuestro modelo de desarrollo, las tecnologías alternativas y las energías renovables.
Por su parte, el jefe economista de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), Fatih Birol, se sumó el viernes a las voces de alerta sobre las consecuencias de la catástrofe de Fukushima en la lucha contra el cambio climático. Tras la paralización anunciada de algunas centrales nucleares en Alemania y la creciente presión en algunos países contra la prórroga de las centrales o la construcción de nuevas instalaciones, el futuro más próximo se parece mucho al pasado.
¿Segunda juventud para energías fósiles?
El gas y el carbón vuelven a estar sobre la mesa. Con la vista en casa, a finales de febrero, Miguel Sebastián defendía la apuesta del Gobierno español por el carbón para garantizar nuestra seguridad e independencia energética. Un mes más tarde, los datos dijeron que la principal fuente de energía en España durante marzo había sido la eólica.
Sin embargo, desde los organismos internacionales advierten: el abandono de la energía nuclear recurriendo a energías fósiles aumentarían en 0, 5 gigatoneladas las emisiones de CO2 para 2035, según Fatih Birol. Y Durban espera.
El cambio climático ha causado más desastres meteorológicos en Japón como la intensificación de las lluvias torrenciales en las últimas décadas, han señalaron hoy expertos nipones que vaticinan más catástrofes meteorológicas debido a este fenómeno.
Un estudio, realizado por el Instituto Japonés de Investigación Meteorológica (MRI), a partir de datos recogidos entre 1978 y 2013, señala que los niveles máximos de precipitaciones por hora se han incrementado en un 13% durante estos últimos 35 años. Además las 20 lluvias torrenciales más fuertes de ese período dejaron un 50% más de precipitaciones que las registradas el período anterior.
Esta evolución se debe al aumento de las temperaturas de las aguas dulces y de los mares que rodean el archipiélago nipón, responsables de la evaporación que da origen a las precipitaciones, según los expertos.
Por ello, prevén que el progresivo aumento global de la temperatura de lugar a más desastres meteorológicos como los tifones y las lluvias torrenciales, fenómenos ya de por sí frecuentes en Japón, según señaló el director del informe, Fumiaki Fujibe, en declaraciones a la cadena estatal NHK
En la Cumbre del Clima de Cancún (México) 2010, Japón destacó por su oposición a prolongar el Protocolo de Kioto y por su apuesta de un acuerdo en la ONU para que tanto los países firmantes como las economías emergentes limitasen sus emisiones gases de efecto invernadero.
Brasil y Arabia Saudí se mostraron "preocupados" por el uso del término 'emergencia climática'
Unos meses más tarde y tras el desastre de Fukushima, la firme posición japonesa frente al cambio climático pierde fuelle. Japón podría reconsiderar su promesa de reducir las emisiones para el 2020, según declaraciones de un funcionario del Ministerio de Medio Ambiente aparecidas en la prensa nipona.
La reducción de emisiones, en el aire
Más tarde, Yukio Edano, jefe de Gabinete del Gobierno salió a la palestra a matizar las malas noticias: Tokio tendrá que analizar el impacto de la crisis de Fukushima sobre multitud de políticas e industrias, y el cambio climático será una más. Japón tiene previsto reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 25% en 2020 hasta alcanzar los niveles de 1990. Sin embargo, la consecución de este objetivo parece ahora un poco más difusa. "En este momento, no hemos decidido si revisaremos esa meta y no estamos en una etapa en la que podamos tomar una decisión", añadió Edano.
Más directo se mostró Hideki Minamikawa, viceministro administrativo del Ministerio de Medio Ambiente: "Es cierto que nuestra meta de reducción [de emisiones] se verá afectada significativamente", reconoció según recoge el diario 'Yomuri'. Minamikawa se encuentra estos días en la Reunión en Bangkok sobre cambio climático, antesala de la próxima cumbre de la ONU en Durban (Sudáfrica).
Lo cierto es que el complejo de Fukushima representaba un quinto de toda la potencia nuclear de Japón y el desastre obliga replantear la política energética nipona. Mientras se revisan las medidas de seguridad de varias centrales a lo largo del país, los representantes internacionales que se dan cita en Bangkok expresan su preocupación por el futuro.
Futuro incierto para los acuerdos internacionales
El negociador jefe de la Comisión Europea, Artur Runge-Metzer, ha reconocido que la crisis de confianza en las nucleares repercutirá en las negociaciones internacionales sobre el clima. "La nuclear es una de las opciones energéticas que emiten pocos gases de efecto invernadero, origen del cambio climático", declaró el europeo en rueda de prensa. Runge-Metezer también hizo hincapié en la necesidad de repensar nuestro modelo de desarrollo, las tecnologías alternativas y las energías renovables.
Por su parte, el jefe economista de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), Fatih Birol, se sumó el viernes a las voces de alerta sobre las consecuencias de la catástrofe de Fukushima en la lucha contra el cambio climático. Tras la paralización anunciada de algunas centrales nucleares en Alemania y la creciente presión en algunos países contra la prórroga de las centrales o la construcción de nuevas instalaciones, el futuro más próximo se parece mucho al pasado.
¿Segunda juventud para energías fósiles?
El gas y el carbón vuelven a estar sobre la mesa. Con la vista en casa, a finales de febrero, Miguel Sebastian defendía la apuesta del Gobierno español por el carbón para garantizar nuestra seguridad e independencia energética. Un mes más tarde, los datos dijeron que la principal fuente de energía en España durante marzo había sido la eólica.
Sin embargo, desde los organismos internacionales advierten: el abandono de la energía nuclear recurriendo a energías fósiles aumentarían en 0, 5 gigatoneladas las emisiones de CO2 para 2035, según Fatih Birol. Y Durban espera.
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Ya en madrid se celebró sin el éxito esperado la recta final de las negociciones de la COP25. En la 'zona azul' de la cumbre, los equipos negociadores y enviados especiales de los países discuten hasta el punto y coma de una declaración final, el "texto de decisión" que ponga el broche a esta cumbre global del clima y no deje con el sabor de boca de que no se ha conseguido nada antes de 2020. El primer borrador, que circula ya, será cambiado miles de veces hasta encontrar un texto que, si bien no guste a todos, todos puedan firmar. El consenso es difícil de encontrar en los puntos clave que prometía la COP25 más optimista: una hoja de ruta para lograr reducir a 1, 5 grados la subida de la temperatura global, un calendario para la reducción de las emisiones de carbono, un compromiso en el 'fondo verde' para los países en desarrollo y apoyar su transición climática y, especialmente, la regulación de los conocidos como 'mercados de carbono'.
Cada palabra cuenta (incluso la introducción de la palabra 'ciencia' en el primer borrador ha sido celebrada en círculos ecologistas) y cada letra es un tira y afloja entre los países más comprometidos con la acción climática y los 'chicos malos' del clima, que torpedean o rebajan todas las expectativas, bloquean acuerdos o retrasan decisiones incluso sobre el calendario para empezar a debatir las nuevas reducciones de carbono. Porque aunque los Estados Unidos de Donald Trump se retira del Acuerdo de Paris, no son los únicos que preferirían hablar de otra cosa antes que de reducir sus emisiones en los pasillos de la COP25 en Madrid.
Hablamos de Arabia Saudí y los países del Golfo, pero también otros como Australia, Japón, China o Brasil, que están utilizando sus armas diplomáticas para dificultar un texto de acuerdo ambicioso que no encaje en sus intereses.
aQueremos ser recordados como la generación que enterró su cabeza en la arena?", preguntaba el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, a los líderes mundiales al comienzo de la cumbre. "No deberíamos aceptar ningún tipo de silencio en cuanto a los compromisos", afirmaba por su parte la ministra en funciones para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, quien ha añadido este jueves: "Hay muchas partes que dicen que tenemos que ir más deprisa, tener mas ambición y reforzar el papel de la ciencia, mientras que otros pretenden que nos quedemos en esa letra pequeña del paso a paso".
Pese a todo, la COP25 está siendo vista por la mayoría de los países como una cumbre de transición hacia la más clave COP26, en noviembre del año que viene en Glasgow, donde los países tendrán que actualizar y —previsiblemente— hacer más ambiciosos sus compromisos climáticos firmados en París. "[No esperamos la firma de un acuerdo nuevo] Lo que esperamos es que haya un compromiso claro de los países para hacer más, un texto que comprometa y asegure que los países van a revisar sus compromisos climáticos, que nos llevan a un aumento de la temperatura [global] de tres grados, y que los van a alinear con las recomendaciones de los científicos", señala a este diario la ecologista de Greenpeace Tatiana Nuño.
Y el lenguaje de ese 'texto de decisión' va a ser clave: a mitad de la cumbre, países como Arabia Saudí, Irán, Siria, Venezuela, India o China insistieron en que el texto final "se ajuste al lenguaje utilizado en el Acuerdo de París. No queremos cambiar el objetivo, ni cambios en una coma o palabra". Paralelamente, Brasil y Arabia Saudí se mostraron "preocupados" por el uso del término 'emergencia climática'.
Al Golfo no le gusta la referencia científica
Entre los países que cuestionan el papel de la ciencia a la hora de ilustrar las decisiones de los políticos están Arabia Saudím y los paises del Golfo con una economía nfuertemente dependientes del petróleo. En el caso de Arabia Saudí, no es la primera vez que se opone a añadir referencias a la ciencia y los científicos, especialmente sus recomendaciones, en textos de acuerdos climáticos.
En el Acuerdo de París en 2015 se recogía la petición al Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU que elaborara un informe en el que explicaran la oja de ruta necesaria para no superar la subida de temperatura global en 1, 5 grados. El IPCC hizo ese informe, pero la siguiente COP, celebrada en Polonia, cuando se quiso introducir en el texto de decisión la frase "seguir las recomendaciones científicas y siempre actuar en base a lo que dice la ciencia", Arabia Saudí (entre otros), se opuso radicalmente a que se añadiera una referencia a las recomendaciones elaboradas por los científicos del IPCC. No se logró añadir.
Y mientras su delegación discutía en Madrid los compromisos climáticos, en los que, según los portales de monitoreo, Arabia Saudí se coloca como "muy insuficiente", el país presentaba en bolsa la petrolera nacional Aramco, una de las mayores del mundo. No fue el único acto paralelo en el tiempo a la cumbre que hizo levantar algunas cejas. Los presidentes de China y Rusia han firmado estos días un acuerdo de venta de gas de 38.000 millones de metros cúbicos de Moscú a Pekín para 2025.
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