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Nicolás Maduro Moros, se cae, porque muchos son encuadrados en su régimen y, otros son personajes conocidos, pero, sin duda, a todos, son afectados por la funesta pereza humana que amamanta la pasión desmedida
El Reloj del Tiempo
Esta vez nuestra referencia apunta más a quienes ingresaron en la política con el gastado cuento de que lograrán el cambio. Siempre estuvieron en la vereda contraria y criticando, haciendo creer que son diferentes. Quizás eran diferentes, pero ahora sin acomodarse bien en sus asientos como nuevas autoridades, ya reflejan sus verdaderas hilachas y ya ni se preocupan en disimular sus apetencias y según algunas conclusiones, la ambición enceguece más que el poder.
Nicolás Maduro Moros, se cae, porque muchos son encuadrados en su régimen y, otros son personajes conocidos, pero, sin duda, a todos, son afectados por la funesta pereza humana que amamanta la pasión desmedida. Y probablemente ellos han conseguido a punta de nepotismo, amistad, promesa, alteración y hasta falsificaciones percibir dinero ilícito, sin trabajar como se debería en un puesto público.
Dejan la sensación que sus objetivos reales son satisfacer ambición personal, ganar dólares exprimiendo a su mismo pueblo frustrado, al que le había pedido su voto. Ellos son parte de aquellos oportunistas que creen haber tocado el cielo con las manos, con cargos importantes. Pero como dice el refrán popular, el tiempo lo dirá todo y será el tiempo que demostrará que no habían alcanzado el cielo, sino al contrario, el piso del infierno con sus actuaciones, que alguna vez pueden irrumpir su paz y tranquilidad.
Dios quiera que otros testimonios sirvan para las generaciones del “cambio” y para los que se presentan como los impolutos, para que sus actuaciones estén sustentadas en la ética, los valores y que busquen el bienestar general de los ciudadanos.
La ambición económica y la voracidad personal de algunos dirigentes los lleva a relegar sus obligaciones políticas y sociales. Tan ciegos se vuelven por la avaricia, que pierden la razón y el horizonte de sus deberes.
No hay quién duda que todos necesitamos de los bienes económicos,
del bienestar familia, pero lo malo es pasar de la necesidad frecuentemente a la ambición, luego a la avaricia y de la misma a la codicia. Es evidente que quienes entran en la carrera política para “tener” y en este momento, quienes dijeron que no son corruptos, por eso son diferentes, es al parecer porque no tuvieron la oportunidad nada más. Apenas la tienen y casi ya son peores a aquellos a quienes calificaron de corruptos para reemplazarlos.
Unos 3.5000.000 venezolanos rajaron de Venezuela, entre ellos la élite profesional. Huyen. Votan con el pie. En verdad son botados. Diáspora. Destierro. No son migrantes, sino desplazados. Familias separadas y huérfanas. Muchos hambreados, desnutridos, enfermos, hasta con pérdida de altura. Los mayores sufren, los niños gritan. Cruzan las fronteras de un exilio tormentoso, con ojos cerrados y manos atadas. Con el Jesús en la boca. Con espantoso dolor e inhumana desesperación. El adiós del “nunca podré volver”. Como los paraguayos después de la guerra civil de 1947 y la otra oleada a partir de 1959, con la cruz de la expulsión por Alfredo Nicolás Stroessner.
Maduro es la versión chavista en el siglo XXI de dictadores cruelmente históricos como Stroessner, Pinochet y Videla. Con un toque diabólico de un Stalinlatinoamericano. Cuatro jinetes del Apocalipsis. Lo peor de lo peor. Con semejanzas y diferencias, pero unidos en el horror. Solo una minoría a nivel mundial lo defiende y casi nadie con sentido común niega la terrible realidad que golpea a los venezolanos. Pero, salen las justificaciones para poner un paño suavizante sobre las heridas: se vive en una “situación de guerra” (boicot, bloqueo, sabotaje, culpa del imperialismo yankee, con la complicidad europea, regional y mundial) que lo explica todo. Y se agrega: el Gobierno es legal y legítimo, y no hay que meterse en los asuntos de otro país. Los bárbaros al principio citados eran legales y legítimos, y Maduro una copia de Stroessner. La izquierda (también) asesina. Cuando es mal manejada.
Con el título “Cielos oscurecidos” o “Cielos cubiertos” (Darkening Skies) el Banco Mundial entregó el martes pasado un informe sobre el hoy y el futuro de la economía mundial marca 2019. Con correcciones negativas. Preocupante, de cuidado. No alarmista, pero para ponernos en guardia. El mundo se desacelera a un 3, 9% este año. Pobrísima marcha latinoamericana: 0, 6% en el 2018 y 1, 7% en el 2019. Se esperaba mucho más. Argentina desespera con dos caídas superior al 4%. Ayer y hoy. Tendría que haber crecido. Brasil debilitado mejoraría en el 2019. Se esperaba más. Uruguay estancado y menos de lo dibujado. Venezuela es tragedia. La izquierda que asesina. Cayó 18%. Caerá 8% más. No crece desde el 2013. No dejaría de hundirse hasta el 2023.
Hay que acabar con la impunidad disfrazada de política. Todos los venezolanos lo sabemos, sea de derecha o izquierda.