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Miles de brasileños participaron este domingo en la 19ª marcha del Orgullo Gay en la playa de Copacabana, en Rio de Janeiro, que este año llevó el lema "¡Un millón de voces!" contra la homofobia, en un país que posee la cifra récord de asesinatos de homosexuales.
La organización estimó en más de un millón los participantes en el desfile, mientras que la Coordinadora de Diversidad Sexual del Ayuntamiento de Rio informó que fueron 500.000, según recoge la prensa local.
El tradicional colorido, la irreverencia y ambiente festivo de la marcha se vieron interrumpidos este año por algunos tumultos originados por los robos perpetrados por grupos de jóvenes que se colaron entre la multitud. La policía detuvo a 47 personas, entre mayores y menores de edad, mayoritariamente por hurtos de celulares, gafas de sol o joyas.
Pese a que el desfile fue en la tarde, desde la mañana más de 200.000 preservativos y 100.000 geles lubricantes se distribuyeron en la playa, según informó la secretaría municipal de Salud.
"Es importante que la población comprenda sus derechos y se exprese contra la homofobia. El país es el que registra un mayor número de muertes de homosexuales", afirmó Carlos Tufvesson, uno de los responsables del movimiento, en declaraciones al sitio de información G1 de Globo.
En Brasil, 312 homosexuales, travestis y transexuales fueron asesinados en 2013, un 7, 7% menos respecto al año anterior pero que, aún así, situaron al gigante sudamericano como el "campeón del mundo de los crímenes homófobos", según la ONG Grupo Gay de Bahía.
El 40% de los crímenes contra homosexuales, travestis y transexuales que se cometen en Sudamérica tienen lugar en Brasil.
Un proyecto de ley para castigar la homofobia en el país lleva años chocando con la resistencia de las bancadas católicas y evangelistas del Parlamento.
En 2011, sin embargo, la unión estable de parejas homosexuales fue reconocida por la Corte Suprema, que les garantizó los mismos derechos que a las parejas heterosexuales.
Dos años más tarde, la Justicia estimó que las instituciones públicas que celebraban matrimonios no tenían el derecho a rechazar a las parejas homosexuales.