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La pareja alemana formada por Laura Ludwig y Kira Walkenhorst conquistó el oro de vóley playa femenino al vencer con contundencia 2-0 a las brasileñas Ágatha Bednarczuk y Bárbara Seixas en la final del miércoles, rompiendo el corazón del apasionado estadio de Copacabana.
Las europeas, primeras de la clasificación mundial, fueron más sólidas durante todo un encuentro entorpecido por el viento y sólo necesitaron de dos sets para lograr el primer oro femenino de Alemania en esta disciplina, con parciales de 21-18 y 21-14.
Éste fue el segundo golpe consecutivo que recibieron las anfitrionas en la arena, después de que Larissa y Talita cayeran poco antes en la lucha por el bronce contra las estadounidenses Kerri Walsh y April Ross.
Campeonas en la presentación olímpica de este deporte que Brasil, y especialmente Rio, viven como suyo y forma parte del paisaje de sus costas, las parejas femeninas del gigante sudamericano no volvieron a conquistar el oro desde aquellos Juegos de Atlanta-1996.
A partir de entonces, lograron tres platas y dos bronces, a los que se suma ahora el segundo puesto de Ágatha y Bárbara, quienes pese al abatimiento de la derrota no dejaron de besar sus medallas en el podio, mientras la hinchada les animaba sin parar de gritar "¡Brasil, Brasil!".
- Viento a traición -
Las finales sólo brillan cuando se ganan y las cuatro jugadoras que se plantaban por primera vez en una lucha olímpica por el oro lo tenían clarísimo. Aunque el duelo comenzó muy igualado, a las europeas sólo les hizo falta medio set para mostrar que eran la opción más sólida ante una pareja brasileña desestabilizada por el viento y la férrea defensa de sus rivales.
Comenzaba a atisbarse entonces por qué Ludwig y Walkenhorst son ahora las mejores del mundo y se habían plantado en la final tras un cómodo viaje en el que sólo se habían dejado un set por el camino.
Tras la frontera del 15-15 ya no hubo retorno para las brasileñas, atrapadas en los bloqueos de Walkenhorst y la ansiedad de una oportunidad histórica que se llevaba el viento.
El revés del primer set dolió demasiado a Ágatha y Bárbara, traicionadas por un aire que se invitó de repente al partido más importante de sus vidas.
Las condiciones en Copacabana cambiaron radicalmente respecto al duelo por el bronce, en el que habían caído antes Larissa y Talita. Lo que el aire no consiguió mover fue la pasión de un estadio de fiesta que no dejó de empujar a sus chicas hacia la historia, incluso cuando las alemanas comenzaron a alertar de que no pensaban irse sin el oro.
La marea verde-amarelha cantó, bailó la samba de una escuela de carnaval y explotó con cada acierto de las suyas, que acabaron agradeciéndoles el cariño a besos desde el podio.
Los partidos de máxima tensión no eran nuevos, sin embargo, para esta pareja que conquistó el título mundial el año pasado en Holanda, pero lejos de una playa que sólo tenía ojos para ellas.
Venían, además, de dar la sorpresa de la competición al eliminar a la todopoderosa estadounidense Kerri Walsh, a la que sólo ellas consiguieron doblegar en unos Juegos desde que la tricampeona olímpica irrumpió en Atenas-2004 para conquistar el primer oro de su saga.
Pero no todo está perdido.
Segunda potencia histórica de este deporte que practica apasionadamente, el gigante sudamericano tendrá la oportunidad de vengar sus decepciones este jueves. La cita será de nuevo a la medianoche, cuando la pareja formada por Alison y Bruno disputen la final masculina contra los italianos Lupo y Nicolai, con la ambición de brindarle a Copacabana el primer oro de vóley playa local desde Atenas-2004.