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La auto descripción
El autorretrato es uno de los ejercicios de auto análisis más difíciles y profundos al que se puede enfrentar un artista. Allí te miras al espejo y te preguntas: ¿Quién soy?, ¿Cómo me veo? O, ¿cómo me quiero ver? Pero sobre todo es más difícil cuando te preguntas: ¿Cómo quiero que me vean y cómo deseo ser recordado?
Hemos visto como en el pasado la gente se retrataba con sus mejores atuendos y algunos iban más allá y les pedían a sus retratistas que pintaran fondos más lujosos y extravagantes que la locación donde se encontraban. Querían aparentar. Si bien estos no eran autorretratos, ellos dirigían los esfuerzos de sus pintores y daban las pautas. Se realizaba la visión que ellos tenían de sí mismos, al igual que en un autorretrato.
La idealización
Como decía García Márquez en el cuento El avión de la bella durmiente del libro Doce cuentos peregrinos:
"Después de desahogarme de los excesos de champaña me sorprendí a mí mismo en el espejo, indigno y feo, y me asombré de que fueran tan terribles los estragos del amor."
Es que a veces la vida es injusta y nuestro físico no refleja cómo somos en realidad por dentro, o cómo nos vemos. A veces no se quiere mostrar ese rostro porque no se considera propio, a veces se quiere mostrar algo más, un concepto, algo que nos represente mejor o sea un reflejo más fiel de lo que se lleva dentro.
Para ti
Lo que ves de mi
Es la realidad
Mas tu no conoces
El papel que la vida
Me hace actuar
Siendo así
Yo puedo burlar
Mi mundo exterior
Pero al corazón jamás
Hoy no reconocí
A quien vi frente a mi
Mi reflejo no mostro
Quien soy en verdad
Un día más
Que mi corazón tengo que ocultar
Todo mi sentir
Al final
Sabrán como soy
Que pienso en verdad
Ese día llegara, oh, oh
Letra de la canción ‘ Mi Reflejo’ – Christina Aguilera
El día llegó, y la solución es: El autorretrato.
El autorretrato pasó de ser un ejercicio de búsqueda personal, o de búsqueda de la verdad de sí mismo, a tener dos vertientes llenas de subjetividad: buscar lo mejor de sí, que quizá la forma exterior no representa, o buscar lo peor de sí, lo más oscuro. Ya no se busca la verdad, se busca el punto de vista que tenemos de nosotros mismos.
Pero en la concepción clásica del autorretrato, te enfrentas con una verdad: tu verdad. Como cuándo te ves en el espejo del baño justo al levantarte, o como cuándo te desnudas completamente antes de bañarte...esos momentos en que estás solo y te ves, sin distracciones ni mentiras que te cubren. Como cuando la mujer se ve en el espejo con la cara limpia antes de maquillarse. Esos momentos de verdad, son los que busca aislar y congelar el autorretrato.
Auto análisis
"Un día Narciso se acercó a beber y al ver su propia imagen reflejada pensó que era un espíritu del agua que habitaba en ese lugar. Quedó extasiado al ver ese rostro perfecto. Los rubios cabellos ondulados, el azul profundo de sus ojos y se enamoró perdidamente de esa imagen. Deseó alejarse, pero la atracción que ejercía sobre él era tan fuerte que no lograba separase. Muy por el contrario deseó besarlo y abrazarlo con todas sus fuerzas. Se había enamorado de sí mismo.
Desesperado, Narciso comenzó a hablarle:- ¿Por qué huyes de mí, hermoso espíritu de las aguas? Si sonrío, sonríes. Si estiro mis brazos hacia ti, tú también los estiras. No comprendo.
Todas las ninfas me aman, pero no quieres acercarte.- Mientras hablaba una lágrima cayó de sus ojos. La imagen reflejada se nubló y Narciso suplicó: -Te ruego que te quedes junto a mí. Ya que me resulta imposible tocarte, deja que te contemple. Narciso continuó prendado de sí mismo. Ni comía, ni bebía por no apartarse de la imagen que lo enamoraba hasta que terminó consumiéndose y murió." – Mitología griega.
Un autorretrato puede contener tus verdades más absolutas, pero también puede ser un gran mentiroso, dependiendo de la visión que tengamos de nosotros mismos.
A veces tenemos una visión muy elevada de nosotros mismos y nos consume como a Narciso.
Otra leyenda dice que Narciso conocía su belleza, la amaba, estaba enamorado de sí mismo y le encantaba ver su reflejo en todo. Un día se acerco a un rio frondoso y decidió verse en el reflejo del agua. Ese rio no era calmo y los vientos que soplaban hacían pequeñas ondas en el agua. Narciso se asomó al rio y vio su imagen distorsionada por las ondas. No entendió lo que vio, pensó que había perdido su belleza, que era un castigo de los Dioses por su vanidad. Decidió no vivir siendo feo y se tiró al rio para morir ahogado.
O podemos tener una visión distorsionada de nosotros mismos, como Picasso que decía que ver sus obras era como ver el mundo a través de un vidrio, pero no un vidrio transparente sino uno ovalado que deformaba todo. De ese modo, como el vidrio ovalado, la subjetividad del hombre es capaz de deformar la realidad.
El autorretrato de Picasso era una especie de retrato de Dorian Gray, vemos su deformidad, pero es la deformidad de su alma. Está pintando como se ve internamente. En los autorretratos de Velázquez y Van Gogh podemos ver sus miradas tristes, estos eran hombres que apreciaban la realidad y la verdad ante todo, inclusive antes que la estética. No querían ser recordados como hombres bellos, eso no estaba dentro de sus prioridades. Querían ser recordados como lo que eran...querían proyectar su verdad. Si sus ojos eran tristes, querían que todos supieran los momentos de amargura que habían vivido; si tenían arrugas, querían que la gente viera que habían vivido lo suficiente como para tenerlas. El narcicismo de los autorretratos viene después con el renacimiento, cuando la belleza del cuerpo vuelve a ser el centro de atención en las artes y todo se orienta hacia lo que es agradable a los sentidos, y surge entonces una nueva valoración en el arte. Esa vuelta a lo griego clásico y a la constante búsqueda de la perfección (tanto en las artes generales como en el concepto o modelo a retratar) destruyó lo conceptual, principalmente lo religioso en la edad media, y la búsqueda de la verdad en la pintura, sobre todo en los autorretratos. Se empezó a valorar más lo bello que lo verdadero.
Entre la verdad y la mentira
¿Cómo nos mostramos ante los demás? Lo hacemos todo el tiempo, con las fotos de Facebook o con la manera en que nos vestimos y actuamos. Si nos hiciéramos un autorretrato quizá nuestra primera mirada a nosotros mismos, se pareciera a la foto que usamos de perfil en las redes sociales. Así es como estamos acostumbrados a vernos. Pero el ejercicio del autorretrato es justamente ver más allá, ver lo que hay detrás de lo que vemos usualmente.
En los perfiles de Facebook por lo general la aspiración es verse sexy, es tener rock. Mostrar lo bueno que se tiene, en atributos físicos o cuestiones materiales. ¿Por qué? Porque de algún modo nos estamos vendiendo a los demás, vendemos nuestra amistad, queremos que nos quieran. Pero, ¿y si nos pidieran una foto que vaya más allá de lo que queremos mostrar? ¿Qué tal eso que justamente no queremos que vean? Por lo general en las fotos nos ocupamos de ocultar estas cosas, pero, ¿y si nos pidieran que lo mostráramos? ¿Qué tal si la gordita muestra sus rollos? El adolescente el acné, el delincuente sus cicatrices de balas y acuchilladas. ¿Qué tal si mostramos nuestra verdad? Lo que nos hace únicos y distintos, lo que nos saca del generalismo y lo común.
Pero somos especialistas en mentir, nos han enseñado a hacerlo siempre, a ocultar la verdad y por eso el autorretrato está distorsionado, como el reflejo de Narciso en el rio. Ser honestos es la tarea más difícil y por eso el autorretrato, de verdad, es tan complicado, porque a veces no nos conocemos, hemos vivido tanto tiempo en la mentira, cubiertos de ropa que nos tapa, y de maquillaje que nos oculta, que nos acostumbramos a vernos de un modo, y cuando empezamos a sospechar que somos de otro, nos asustamos y no continuamos la exploración. Nos quedamos con la mentira porque es más cómoda.
El autorretrato es más que una foto de nuestro rostro, es una foto de nuestras verdades más íntimas, y si no se quieren mostrar, pues no se debe practicar esta disciplina, porque si no se estaría corrompiendo su esencia, más bien se debe escoger un fotógrafo retratista y se debe ceder la imagen ante su mirada, su punto de vista, que quizá no pueda penetrar tan profundamente y llegar a conocer las cosas que llevamos por dentro.
El autorretrato primero implica conocerse, o emprender el camino a ello; abandonar toda creencia sobre lo que uno es, y abrirse a la verdad. Si es la foto de tu rostro, buscar una expresión que refleje un sentimiento que resuma tu carácter, estado de ánimo o vida entera. Un autorretrato no tiene que ser la foto por la que serás recordado, los autorretratos pueden ser como diarios y puedes retratar emociones que vas sintiendo. Se puede reflejar frustración, alegría, satisfacción, etc. Puedes dar a conocer cómo ves la vida, si te quieres reír de ella, si estás perdido en ella...como los últimos autorretratos de Armando Reverón en El Castillete. Y estas son justamente las preguntas que hay que hacerse antes de la sesión.
Entonces, ¿qué es exactamente un autorretrato?
Es cómo te ves tú, una foto de tu visión de ti mismo. No es cómo te ven los demás...la mirada de ellos no importa aquí. Eres tú, visto desde tus propios ojos. Como cuándo un profesor te manda a describirte en clase y te forzases a preguntarte, ‘ ¿Quién soy? ...¿Cómo soy?, ¿Cómo me describo yo mismo?, ¿Qué me hace ser yo?’
Esa es la principal diferencia entre el retrato convencional y el autorretrato, en uno te ven, en el otro te ves tú mismo, y eso es lo interesante. Una persona te puede ver bella, pero tú puedes ir más allá y enfocarte en otro aspecto de ti misma.
‘ A menudo siento que la gente viene a mí para ser fotografiada como los que van al doctor o a la adivinadora de fortuna… para saber quiénes son y cómo están… ’ – Richard Avedon.
Avedon decía que la gente iba a su estudio a conocerse a través de sus ojos, de su mirada. Iban a encontrarse con ellos mismos.
¿Nos conocemos?
Los autorretratos son personales, pueden ser mostrados a los demás pero en esencia se hacen para uno mismo, como acto de amor o descubrimiento interno. Es una exploración.
Avedon les tomaba fotos a sus modelos en momentos de descuido, cuando estaban cansados, obstinados, a algunos cuando le estaban hablando o respondiéndole una pregunta, y otros, hasta cuando estaban tristes. Él siempre buscaba miradas y expresiones que ellos no mostrarían nunca a nadie, quizá porque la gente del medio de la farándula, jamás pensaría hacerse un autorretrato; algunos por vanidosos y otros, pues porque estaban podridos por dentro y no querían verse, o que los demás los vieran de ese modo.
Richard Avedon tapándose un ojo, haciéndole honor a su profesión de fotógrafo; ve el mundo a través de su ojo izquierdo.
Cuándo uno no se conoce y no sabe cómo verse, puede ir a las manos de un fotógrafo retratista para que lo examine y le haga su retrato, y eso no es cuestión de ir a unas fotos exprés que están en diez minutos. Es ir a hablar con un fotógrafo y que él observe gestos, movimientos, temperamento, postura...y logre incorporar todos esos aspectos en la foto. Sin embargo, el resultado de esas fotos, serán siempre su mirada, su punto de vista; y la belleza del autorretrato, es que la mirada propia siempre es la más valiosa. Quizá en casos no la más honesta, puede estar distorsionada como hemos mencionado antes, como cuando Narciso vio el rio y las ondas del agua le deformaron el rostro; tu "soy" puede estar contaminado con tu "quiero ser", pero eso también está bien porque es parte de la búsqueda y al final también parte de quién eres, de tu identidad.
Cuando se trata de forma, el espejo es el medio más objetivo pero también el más superficial para verse. Quien no puede ver más allá de un reflejo o una superficie está condenado a la mentira.
Hay que buscar un espejo de la verdad, uno que vea por dentro y como en El retrato de Dorian Gray, nos haga ver lo que somos... cómo somos por dentro en verdad. Cuentan que mientras Picasso pintaba sus autorretratos, feísimos, la gente le decía que no se parecía en nada al sujeto pintado. Él contestaba siniestramente: "no importa, ya se le va a parecer", porque no iba a cambiar su vida de autodestrucción y terminaría así. Era honesto consigo mismo, lo peor que podemos hacer en un autorretrato es mentirnos a nosotros mismos y esto por lo general pasa cuando el autorretrato se hace para los demás y deja de ser un proyecto personal que busca la verdad en vez del elogio.
Manuel Pifano