Otto Rojas Foto: Leonel SandreaProtegió a su bebé de seis meses con todas sus fuerzas. Las manos fueron el escudo que arroparon el cuerpecito. Tatiana, una madre adolescente de 16 años, se quedó inmóvil ante los disparos que volaban y atravesaban las latas de zinc de los ranchos. Las balas fueron más rápidas que sus piernas y, antes de que la joven pudiera dar un paso, cayó al suelo. En el intercostal izquierdo habían impactado tres proyectiles.

Tatiana Marrugo derramaba sangre y luchaba por su vida; a su lado estaba su primera hija con una herida de un disparo que le rozó la pierna derecha y con su carita raspada por el golpe. En la calle angosta del barrio Unión para el Progreso, en el sector El Soler, de San Francisco, reinaba la confusión, la tarde del miércoles. Los gritos pasaron al silencio con rapidez. Los vecinos que estaban en el frente de sus casas conversando se escondieron al escuchar las detonaciones. El miedo llegó. Varios residentes del sector lograron ser testigos del homicidio. Observaron cómo ocurrieron los hechos y algunos de ellos ya tenían el presentimiento de que algo así pasaría en la tarde. Desde la mañana del miércoles, un carro Mitsubishi, gris, rondaba las calles del barrio Unión para el Progreso. Los vidrios ahumados no permitían ver quiénes estaban dentro del vehículo. A la 1:00 pm pasó de nuevo por la calle principal de la barriada, esta vez los vidrios traseros iban abajo y, desde el interior del carro, se asomaban dos hombres armados con pistolas.Dispararon a todos lados, esperando que alguna de las balas mataran a su objetivo: un azote de barrio conocido como "El Mocho". El blanco de los sicarios falló, el sujeto resultó herido, pero una madre murió al quedar atrapada entre las balas. El marido de Tatiana se estaba bañando en el patio del rancho cuando ocurrió el crimen. Al escuchar el llanto de su bebé, se tapó con una toalla y corrió a auxiliar a su mujer. A Tatiana la montaron en una patrulla de Polisur para llevarla al 'Noriega Trigo', pero cuando apenas la unidad había circulado cuatro calles, falleció.Las huellas del ataque quedaron marcadas en una familia que se enlutó, y en las casas de los vecinos. Un peluquero de la zona mostró cómo su nevera recibió un balazo y contó que su madre casi muere también."Mi mamá estaba sentada en el frente de la casa y se lanzó al suelo para no ser alcanzada por los tiros", dijo. Trascendió que "El Mocho" tuvo una discusión con otro hombre, el martes, por un lío de faldas. "Ese azote se peleó con otro delincuente y este le juró la muerte", dijo un testigo. Ayer, en medio del dolor, la familia de Tatiana hizo un "potazo" para recaudar dinero.Necesitaban Bs 65 mil para poder costear el velorio y el entierro. Varios parientes y amigos se pararon en la avenida principal de El Soler y pidieron dinero. Cada billete que introducían en alcancías (frascos de mayonesa) era agradecido por la familia. "No tenemos dinero, somos una familia humilde. Queremos que se haga justicia y que el culpable sea capturado lo más pronto posible", dijo una prima, dejando escapar una lágrima.Todos en el barrio temen que el carro gris siga rondando. Los homicidas saben que su objetivo está vivo...