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En música se denomina armonizar, al arte de superponer diferentes notas sobre las notas de una melodía. Así es como formamos los acordes. Cualquier combinación que hagamos uniendo los sonidos de dos, tres, cuatro o más notas se considera un acorde, aunque no todos van a sonar "bien" (lo pongo entre comillas por que esto es muy relativo), muchas de estas combinaciones van a tener un sonido, por decirlo de alguna forma, difícil de asimilar. Esto se debe a que las diferentes notas entre ellas, físicamente tienen una cierta compatibilidad o rechazo, es lo que en música llamamos notas armónicas o disonantes. Esto lo podemos comprobar escogiendo una nota cualquiera y haciéndola sonar con cualquier otra nota diferente, o sea cualquiera de las otras once notas que tenemos para escoger. Observaremos que ciertas combinaciones crean un sonido tenso, como que esas dos notas no se llevan demasiado bien. Sin embargo hay otras cuyo resultado es un sonido uniforme, relajado, en el que no hay conflicto entre las dos notas, o sea un sonido armónico. Otros sin embargo pueden ser mas bien neutros. Por lo general, a la hora de armonizar vamos a tender a buscar esos sonidos más compatibles, los que entre si se complementan perfectamente. Para conseguir esto hay unos principios preestablecidos, que son los primeros que se estudian en armonía y en los que se basan una gran parte de la música que conocemos. Las composiciones más populares o tradicionales, se suelen basar en las notas de una tonalidad en concreto. Una tonalidad, definida de forma muy simple, es un grupo de notas determinadas de las cuales una es la principal, y el resto de una forma u otra va a tender a concluir en esta nota principal la cual llamamos tónica. En Wikipedia tenéis una explicación mucho más técnica del concepto tonalidad. Las tonalidades más utilizadas son las mayores y las menores y de cada una de ellas hay doce diferentes, o sea, tantas como notas hay (siempre refiriéndome a las notas que componen el sistema musical occidental). Así que podemos hablar de la tonalidad de Do Mayor, Re Mayor, Mi Mayor, etc... o de cualquier otra nota sostenida o bemol (aunque aquí hay un matiz que ya explicaré en otra ocasión, ya que me tendría que extender mucho), como Fa# Mayor, Lab Mayor, etc... De la misma forma, también nos podemos referir a tonalidades menores, o de otro tipo, como tonalidades dóricas, frigias, lidias, etc... e incluso a tonalidades mucho más especiales, como las provenientes de escalas denominadas exóticas. En teoría cualquier escala podría establecer su propia tonalidad. Al trabajar solo con las notas que conforman una tonalidad en concreto, lo que vamos a conseguir es que los grupos de notas armónicas entre si, que obtengamos de ella, no solo armonicen bien por separado, si no que entre ellos también haya una coherencia, así que si los tocamos uno detrás de otro, incluso de forma aleatoria, vamos a notar que en mayor o menor medida todos encajan entre si, esto es lo que llamamos progresiones armónicas. Bueno, y ya vamos a entrar en materia para que veáis como se consigue todo esto. Lo primero es escoger una escala, y la mejor que podemos escoger para empezar, es la de Do Mayor, o sea la que todo el mundo conoce, Do Re Mi Fa Sol La Si, y en realidad la que se toma como punto de partida, para construir todo lo que compete a la materia musical Armonía. Ahora el procedimiento es muy simple. Las notas que mejor resultado armónico nos van a dar sobre cada una de las notas de la escala, son las que ocupan el puesto numero tres y cinco en sentido ascendente, a partir de la nota que queremos armonizar. Así que para armonizar la primera nota de la escala, en este caso el Do, vamos a usar el Mi y el Sol: