El Arab Bank, acusado en Estados Unidos de financiar atentados reivindicados por movimientos islamistas como Hamas y la Yihad Islámica, es uno de los bancos árabes de mayor prestigio.

Fue fundado en 1930 por Abdel Hamid Shoman, un autodidacta palestino que fue vendedor ambulante en Nueva York antes de regresar a su país para fundar la primera institución financiera privada del mundo árabe.

Atrapado durante décadas en los problemas políticos y económicos de Oriente Medio, el banco se forjó una sólida reputación de profesionalismo.

Al concluir el mandato británico sobre Palestina en 1948, el banco se trasladó de Jerusalén a Amman. Actualmente, cuenta con 600 sucursales en 30 países, y en 2013 tenía unos activos de 46.400 millones de dólares y 7.800 millones en fondos propios.

"Es un banco sólido, muy rentable y muy profesional", dice a la AFP el economista jordano Riad al Juri.

Sin embargo, está acusado de transferir 5.300 dólares a las familias de autores de atentados suicidas en nombre de la organización no gubernamental Saudi Committee.

Arab Bank no niega haber transferido dinero a palestinos por orden del Saudi Committee que tiene cuentas en el mismo, pero asegura que los beneficiarios no figuraban en ninguna lista de terroristas.

Este proceso, uno de los primeros a un banco acusado de financiar el terrorismo, podría crear un precedente. Pero para Juri es "inconcebible" que el Arab Bank --que ya ha logrado que la justicia estadounidense sobresea una querella similar-- se preste a este tipo de transacciones.

- 'Su cultura, los negocios' -

La entidad es la que utilizan donantes y organizaciones internacionales en sus operaciones financieras en los Territorios Palestinos.

En el primer semestre del año, sus beneficios netos crecieron 7%.

El Arab Bank gestiona también la cuenta de la Autoridad Palestina y recibe el producto de los impuestos aduaneros y el IVA que recauda Israel en nombre del gobierno palestino.

El banco ha desmentido "categóricamente" las acusaciones vertidas en su contra. Para expertos y economistas, son producto de una campaña de organizaciones estadounidenses proisraelíes destinada a desacreditar la causa palestina.

El Arab Bank es uno de los principales empleadores de los Territorios palestinos con unos mil empleos directos en sus 27 agencias.

"Su cultura es el negocio bancario mundializado, y no palestino. No tienen objetivos religiosos, culturales o políticos", subraya Juri.

Una opinión que comparte Zahi Juri, uno de los empresarios palestinos más influyentes que dirige la producción local de Coca-Cola. "El sector privado lo ve como un banco de primera categoría, ético y realmente apolítico", dice a la AFP.

Los títulos del banco representan entre el 20 y el 33% de la capitalización bursátil en Jordania.

Un consejero del departamento de la justicia estadounidense aseguró en mayo que el Arab Bank es "un socio constructivo de Estados Unidos para luchar contra la financiación del terrorismo".

- Él mismo víctima del terrorismo -

La familia Shoman solo cuenta con el 2% del capital del banco, pero los clientes palestinos nunca han olvidado que los Shoman y su banco siempre cumplieron sus compromisos en 1948 y en 1967 cuando Israel conquistó Jerusalén Este, Cisjordania y la Franja de Gaza.

El patrón del banco es actualmente Sabi Masri.

El propio Arab Bank asegura que también es víctima del terrorismo.

El hermano de Masri, alcalde de Naplusa en el norte de Cisjordania, fue asesinado en los años 1980 por el Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP).

Sabi Masri también es propietario del hotel Grand Hyatt en Amán, víctima en 2005 de un triple atentado suicida reivindicado por Al Qaida.

Con el 20% del capital del banco, la familia Hariri también ha pagado un fuerte tributo por los antentados que han ensangrentado Líbano. En 2005, Rafic Hariri murió en un atentado con coche bomba cuando era primer ministro.