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Qué tal amigos, bienvenidos a la columna número 21 de Adrenalina Pura. RÍO 2016.-
Se fue Londres 2012 y en Venezuela arrecia el debate en torno a la actuación de nuestros atletas en la máxima cita universal del deporte. Sin duda alguna que la referencia más cercana es la anterior edición de los Juegos. Beijing 2008 nos dejó en el puesto 81 con una sola medalla de bronce, mientras Londres 2012 sirvió para reeditar la hazaña de "Morochito" Rodríguez en México 68.
La única medalla conseguida en el Reino Unido nos dejó en el peldaño número 50, lo que sin duda es un avance posicional. Hasta allí vamos bien, pero ciertamente, ¿podemos decir que experimentamos un adelanto en el deporte venezolano, partiendo por supuesto, que la medición se hace cumplido el ciclo olímpico? Sobran los críticos que entienden que lo hecho en Londres no sirve para reflejar un salto hacia adelante. Argumentan que aunque el color del metal es distinto, la actuación es similar a la de Pekín, puesto que la cosecha numérica es la misma. Viendo más allá de lo normal, y considerando que el deporte puede medirse con otros parámetros, el balance no es positivo. En otras columnas he subrayado que para mí el diploma olímpico no tiene el significado que se pretende asignar desde algunas vitrinas del deporte nacional. Es cuestión de criterio.La Venezueladeportiva no puede seguir esperando por los triunfos basados en gestas extraordinarias y puntuales cada cuatro décadas.
Países hermanos nos dan ejemplos de superación cualitativa traducidas en número de medallas, es decir la recompensa con que se miden los avances o los atrasos. Así de sencillo. Río de Janeiro está a la vuelta de la esquina, y si no se concibe un plan que permita soñar con varias medallas en los Juegos del 2020, seguiremos siendo parte de la comparsa y alentadores de sorpresas mayúsculas con uno que otro atleta destacado. La orientación pasa por ver de cerca el desempeño de otros países, que quizás con menos recursos dispensados a la actividad del músculo, planifican mejor la inversión y obtienen excelentes dividendos. Colombia pasó del lugar 65 ocupado en Pekín al 38 ahora en Londres. En el país asiático consiguió sólo dos medallas, una de plata y otra de bronce, mientras que en los Juegos que acaban de finalizar, se llevó 1 de oro 3 de plata y 4 de bronce. Seis preseas más que sí significan un adelanto evidente en materia deportiva. Ese ejemplo no lo tenemos lejos, está al ladito. Las 24 preseas áureas que los cafetaleros aglutinaron en los Panamericanos de Guadalajara no fueron por obra y gracia de la casualidad. En esa cita nos sacaron 13 medallas de oro de diferencia. Allí, ya estaban diciendo que iban a Londres por una actuación más que decorosa. Creo que nuestra gran deuda ha estado siempre en lo invertido de los esfuerzos. Mientras en otras latitudes ponen el mayor de los énfasis en el deporte inicial, con todas sus implicaciones, nosotros los aplicamos cuando el deportista está en la edad adolescente. Por citar un caso, ¿cuándo creen ustedes lectores que empezó a nadar la chinita Ye Shiwen, con las ciencias aplicadas al deporte como su mejor aliada? Con 16 años sólo se logran esas performances con ayuda científica. No hay otra.
GALÁCTICO.- lo de Usain Bolt es para enmarcarlo en las gestas para nunca olvidar. Definitivamente un fuera de serie. Allí confluyen los genes con los adelantos tecnológicos. Una leyenda. Por hoy se nos acabó el espacio. Nos encontramos el próximo miércoles. Para su comunicación con nosotros no dude en usar el siguiente correo: julionavarro2009@gmail.com
(Lic. Julio César Navarro / CNP 11.651)